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días, 153.912 horas, 9.234.720 minutos, 554.083.200 segundos. En toda
mi vida nunca me había sentido tan cómodo. Despertar con los muertos se
volvió una bendición; en un lugar vasto y agradable, silencioso, como el
cielo pero con fondo gris, luz poca sofocante y gente adicta, pero muy
adicta al silencio. ¡Haaa! (suspiro), incluso hasta drogado nunca me
sentí tan bien.
Una
triste despedida para un cadáver muerto en el mundo de los vivos, y una
nueva bienvenida para un cadáver vivo en el mundo de los muertos.
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