miércoles, 3 de octubre de 2012

Madrugada.



Y yo, aquí me resigno a hablar con la soledad,  de vez en cuando escucho el susurro del viento que me responde con toda calma, y el tiempo escribe que guarde mis esperanzas, que a las 8 de la mañana hay que elaborar, los pájaros vuelan y nunca volverán, pero siempre estará la madriguera que los vio crecer.

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